martes, 14 de enero de 2020

un buen viaje

Arrancando de una pesadilla anterior, había aparecido en un bus. Y al mirar al rededor, estabas tú, unos amigos y otros más. Eramos 6 nomas, sin incluir a la boletera y al chófer.

Todos en la suya, en nada. Mientras estaba mirando la ventana, te acercaste de repente, después de tantos sueños sin verte.

Feliz de la vida viéndote para luego hablar solo de eso, la vida misma. Y entre una y otra cosa terminamos hablando de álgebra, ¿por qué?, porque no pasé estadística y tu estabas más avanzada. No tenia sentido, -dije- a si que álgebra nomas-, y luego tire unas tallas de lineas, de las angustiosas, esas que ni al hablar te gustan, quizás por que.

Luego andábamos muertos de sueño, estabas cayendo entre mis hombros. Aprovechando el momento, me atreví a jugar con tu pelo, acariciándolo suavemente, solo se que sonreíste.

De repente desperté por un grito en exterior, al ver la hora (7:15 am) cerré los ojos y seguías ahí.

Dormida sobre mi pecho, mis manos aun estaban en tu cabello. Ahora te quería dar un beso, como cual príncipe de cuentos que compro Disney en la era del blanco y negro. Cuando estuve a punto de concretarlo , abriste los ojos y sonreíste. Despertaste, me miraste, te mire, me tocaste y seguíamos mirándonos, como quien se mira feliz en un espejo.

Pero tenia el pecho apretado, se me iba el aire, me ahogaba mientras tus ojos azules brillaban.

No pude seguir allí, me fui.

Desperté, pero feliz.

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